He sido abducido III

Bueno, aunque he tardado aquí está la continuación de este best-seller. Es muy larga así que espero que no os aburra. Por fin saldré en la parte de autores jajajaja

03.24 Me despierto agitado completamente empapado en sudor, menos mal que no me duché, ya que no habría servido de nada. He tenido una pesadilla, debe ser por lo que descubrí antes de irme a dormir. Todo es muy extraño.

03.25 Otra vez la llamada de la naturaleza, no sé si es por lo que cené ayer o porque estoy físicamente cagándome de miedo. Debo buscar un lugar adecuado en el que dejar mi regalo porque ya empiezo a percibir un pequeño olor nauseabundo procedente de los hoyos.

03.30 Llego a la puerta que descubrí anoche y que da al cuarto de baño. Qué raro, está cerrada. ¡¡Joder!! ¡¡Me voy a cagar encima!!

03.35 Sigo buscando por los infinitos pasillos con mi salvadora linterna, hay un silencio sepulcral.

03.40 He encontrado unos baños públicos. Junto a ellos una báscula electrónica de esas altas que también están en las farmacias.

03.55 Termino mi trabajo con total satisfacción. Se me había vuelto a olvidar el papel higiénico en la caseta, menos mal que había papel en el baño; después de todo parece que tengo algo de suerte. Todo este incidente me ha dejado las neuronas bailando el chachachá.

04.00 Ya me he lavado las manos y aprovecho el momento para asearme un poco. Me doy un «lavado de gatos», o lo que es lo mismo: un poco por la cabeza y otro por los sobacos. No tengo toalla así que me seco con la ropa que llevo encima.
Ayer a esta hora la luz ya estaba encendida pero hoy no, algo raro pasa.

04.07 Salgo de los baños públicos. Miro la báscula…

04.08 La sigo mirando…

04.09 No resisto más y me subo en ella para pesarme. Leo el cartel que dice 50 céntimos, y hay una flechita dibujada hacia la ranura donde meter la moneda. Rebusco en mi bolsillo y cojo una moneda de las que recogí cuando me desmayé ayer en la famosa puerta de entrada, porque de salida tenía poco.
No entiendo por qué no me puedo resistir a pesarme en una báscula cuando la veo.

04.10 Sale el papelito de la báscula. Al leerlo quedo perplejo. Peso: 12 Kg. Altura: 197 Cm. Estoy indignado, la maldita máquina me ha robado 50 céntimos.
De manera algo ilógica me enfurezco con la báscula y le doy una patada. No es la patada más fuerte que di en mi vida, pero esa sonó más que ninguna en medio de ese silencio tan terrorífico.

04.11 Desaparece el estruendoso ruido al que le sucede como respuesta lo que yo definiría como el canguele total. Escucho al final del oscuro pasillo unos pasos rápidos que se aceleran, como si alguien corriera hacia mí. De hecho estoy seguro que alguien venía a por mí. Me vuelvo a hacer caquita pero ahora no tengo tiempo para eso. Corro como un loco sin ninguna orientación hasta que estoy exhausto.

04.14 Creo que me he perdido, pero al menos ya no se oyen esos pasos. Intentaré volver a mi caseta monoplaza en la que, aunque no lo parezca, estaré más seguro.

04.17 No encuentro el camino de vuelta. ¡¡Dios Santo!! ¡¿Qué clase de supermercado es éste?! Parece el laberinto de David Bowie. Sólo falta que se me aparezca un Goblin cantando… aunque espero que eso no pase porque ya llevo demasiados sustos por hoy, y aún no es de día.

04.19 No contenta con todo lo que me está pasando la Divina Providencia la toma conmigo y la salvadora linterna deja de funcionar. Serán las pilas. Cuando se enciendan las luces tendré que coger más pilas y otras herramientas.
En medio de esa oscuridad no me queda otro remedio que quedarme quieto donde estoy. No quiero moverme a ciegas para perderme todavía más, y menos aún cuando hay algo, no sé el qué, que me ha estado siguiendo antes.

04.20 Me siento en el suelo apoyando mi espalda en los estantes, y con las piernas flexionadas. Paradójicamente caigo rendido, será el cansancio. Estoy agotado.

05.00 Se encienden las luces. Qué raro, una hora más tarde que ayer. Estoy aturdido. He dormido muy poco.

05.02 Me repongo de mi confusión e inspecciono mi cuerpo. No sé qué me habrá podido pasar mientras dormía.
Escucho a lo lejos montones de carros grandes transitando por los numerosos pasillos. Al parecer están reponiendo los estantes. Son días previos al Día de Reyes, así que preparan todo el inventario. He de esperar más viandantes impasibles por estos pasillos en estos días, aunque espero salir de aquí antes de Reyes.

05.04 Me levanto del suelo y me dispongo a volver a mi campamento improvisado. Con las luces encendidas espero encontrar el camino de vuelta.

05.07 Me maldigo a mí mismo y me doy collejas yo sólo. Al torcer la primera calle a la izquierda me encuentro con la puerta que daba a los baños, aquella que ayer estaba cerrada misteriosamente. Ya sé cómo volver.

05.12 Llego a mi humilde caseta con más hambre que Gandhi en sus mejores momentos. Se percibe la peste procedente de los hoyos a una distancia considerable. Creo que tendré que buscar otro lugar donde acampar, o mejor limpiar mi mierda.

05.22 Después de un arduo debate interior decido limpiar lo que ensucié. Además, tengo casi media caseta grande montada del día anterior. Para limpiar los hoyos necesitaré más papel y una aspiradora.

05.37 Milagrosamente encuentro lo que buscaba a la primera. Parece que me voy quedando con los caminos.

05.50 Llego a mi camping. Pienso un poco y me doy cuenta de que no hay enchufes. ¿Dónde enchufo la aspiradora? ¿Y a dónde iba yo con la aspiradora? ¿Acaso alguien limpia caca con una aspiradora? Definitivamente me estoy volviendo más tonto de lo que era. Volveré al lugar donde encontré las cosas y cogeré guantes, ambientadores de fresa y limón, que siempre huelen bien, y algún producto fuerte como Agerul o Cilit Bang.

06.00 Vuelvo al lugar donde supuestamente deberían estar los productos de limpieza pero los graciosos reponedores han cambiado la distribución de los estantes y donde antes estaban mis deseados productos ahora sólo hay muñecos de Bola de Dragón y de animalitos con nombres extraños que atacan. Me gusta ese bichejo llamado Bulbasur. Ya de paso cojo uno, y un Goku, un Vegeta, un Piccolo, un Son Gohan…

06.56 Llevo casi una hora mirando muñecos de Goku y sus amigos e infinidad de Pokémons. Ahora soy todo un maestro Pokémon, soy una mezcla entre el Maestro Muntenroi y Ash Ketchum de Pueblo Paleta. Este pasillo no termina nunca, al final veo a un reponedor. Me acerco a él.

06.57 Algo avergonzado le pregunto al reponedor que está terminando de colocar los juguetitos del último estante. El reponedor, agachado, levanta la cabeza y me mira de abajo hacia arriba quedándosele una cara parecida a la que pondrías si vieras a Leonardo Dantés cantando a dúo con Tata Golosa: un hombre ya adulto con barba de tres días y lavado parcialmente, vestido de fin de año con los brazos cargados de juguetes Bandai y un Bulbasur. El reponedor se quita los cascos del Ipod y me dice: ¿Eh?. Qué extraño, me ha hecho caso. Los reponedores deben tener un chip programado para ser algo amables.

06.59 Le pregunto de nuevo dónde se encuentran ahora los productos de limpieza. El reponedor se pone serio y me empieza a indicar…

07.00 … cuando de repente suena la sirena ensordecedora que anuncia la apertura del supermercado un día más. El reponedor me sigue indicando y la puta sirena no para. No escucho nada, sólo veo las manos del reponedor indicándome como un poseso a una velocidad pasmosa que a esa hora y con esa hambruna no podía memorizar; creo que incluso en mi estado de consciencia normal tampoco sería capaz de entenderlo.

07.01 La sirena para por fin y el reponedor concluye: ¿Lo ha entendido?, y se larga a continuar su trabajo en otra parte. Asentí con la cabeza ya amargado. Realmente no me había enterado de nada pero era todo tan indignante que me daba igual. Sólo me había quedado con las dos primeras direcciones, a la derecha y luego derecha otra vez. ¿O era izquierda? No lo sé, no estoy para tentar a la suerte pero qué le vamos hacer. Seguiré buscando.

07.10 El supermercado se encuentra repleto de personas que transitan con enorme ansia consumista, típico en estas fechas. Van a paso rápido como si el supermercado fuera a cerrar ya mismo. Y les da igual que yo esté delante, ni siquiera me esquivan. ¿Qué le pasa a esta gente? Parecen autómatas. Cómo se ha ido degradando la especie humana en estos años.

07.15 Todavía no he encontrado los estantes de los productos de limpieza. Me quedo quieto y noto como algo me está dando calor en mi mollera. ¡¡Anda!! Se me encendió la bombilla: ¿Por qué no seguir los carteles? Hasta ahora no se me había ocurrido eso.

07.20 Vaya cantidad de carteles, parece una autopista. Ahí veo el cartel que quería: «Sección de limpieza a 900 metros tercera salida a la izquierda».

07.40 Por fin llegué a mis amados estantes de limpieza. Por el camino me he encontrado con una cesta de plástico de esas pequeñas con ruedas. Algún desalmado la habrá dejado por ahí abandonada sin llevarla a su sitio, o seguramente vendría a comprar algo y se volvió loco y huyó despavorido.

08.00 Ya estoy totalmente cargado con lo que necesitaba. He cogido hasta palos de escoba y fregona, lo mismo me sirven de arma hasta que no encuentre nada mejor. Esta vez creo que no se me olvida nada, he metido en la cesta hasta el Agerul y el Cilit Bang.

08.40 ¡¡Aleluya!! He llegado a mi recóndita morada. La cestita tenía rota el asa grande así que tuve que cargar con todo a lo vendedor de sultanas de coco y huevo. Tengo el brazo más cansado que cuando me dejó mi novia. Con suerte se me atrofiará y me quedará como el de Rafa Nadal.

08.45 Tengo muchísima hambre, aún no he probado bocado desde ayer. Después de un breve descanso me dispongo a limpiar los hoyos y la peste es tan grande que se me cierra el estómago. Bueno, así distraeré el hambre un rato.
Pruebo con el Cilit Bang a ver si de verdad limpia tan bien como dice la tele. Maldita sea, esto no quita nada, al revés, mancha más. Vaya asco. Probaré con el Agerul.

08.47 Éste tampoco me soluciona mucho la papeleta, aunque el olor pestoso ha sido reemplazado por otro que si lo inhalas te quema los bronquios y hasta el encéfalo. Se me ocurre otra idea maestra: mezclar los dos.

08.50 No soy químico ni lo pretendo, pero al parecer esto funciona. La suciedad se ha ido en cuestión de segundos. Menos mal que me puse los guantes, si no creo que ahora mismo estaría diciendo adiós a mis manos vaporizadas por ese líquido. Debería patentarlo, me haría rico.

09.00 Ya es hora de desayunar. Los ambientadores le dan otro aire a mi hábitat y el hambre vuelve a despertar. Tengo mucha comida en mi caseta pero me falta algo imprescindible: pan. Iré a la panadería para hacerme un papá bocata de lo que sea.

09.05 El hambre despierta mis sentidos y me convierto en un perro de cacería. Percibo el olor a pan recién hecho y babeo.

09.13 Llego a la panadería gracias a mi enorme olfato perruno. Cojo dos barras de pan recién hechas, calentitas. No aguanto más y empiezo a pellizcar el pan poco a poco llevándome las miguitas a la boca mientras busco la sección de charcutería.

09.15 Menos mal que el maldito supermercado me pone algo fácil y toda la comida se encuentra en el mismo pasillo, kilométrico, pero pasillo al fin y al cabo.

09.20 Necesito un carro para poder llevarme comida; aunque tenga allí nunca se sabe qué puede pasar. Miro a mi alrededor buscando una presa fácil a la que poder robar el carro ya que si tengo que ir a buscar uno a su sitio no comería hoy.

09.22 ¡¡Ya tengo a mi presa!! Es una anciana bajita y que parece débil. Me acerco a ella despacio como las leonas.

09.23 ¡¡Ohh no, es la madre de Tamara-Ámbar-Yurena!!

12.00 Despierto tirado en el suelo. Me duele la cabeza. Al parecer me dio con el bolso… con un ladrillo en su interior.

12.05 Ya repuesto del semicoma voy a intentar coger otro carro sin que se den cuenta.

12.10 He conseguido el carro, pero he tenido que correr en zigzag por los pasillos para despistar al pobre viejete. Parece que siento predilección por robar a los ancianos. Ahora circula por el supermercado la leyenda de que algún mendigo que se parece a Gollum anda acosando a los ancianos.

12.30 Tengo toda la comida que necesito para pasar gran parte del día. He cogido desde mortadela hasta patatas y huevos, pasando por los dulces Kínder y todo tipo de comida precocinada.

12.47 Ya estoy en mi caseta. No espero más, cojo una barra de pan y empiezo a meter en ella todo lo que admite.

13.00 He tardado en conseguir hacerme un bocata que, además de grande, sea compacto y consistente para que no se me desmorone en el primer bocado. Buena hora para desayunar.

16.00 Despierto de mi siesta habitual con energías renovadas. He de buscar armas. Pienso coger un revólver, una wínchester y dos uzis, sin olvidarme de la munición.

16.30 Supongo que no estoy en Estados Unidos así que no creo que haya armas de fuego en un supermercado. Me tendré que conformar con la sección de bricolaje y coger un martillo, destornilladores y demás herramientas de carpintería. Todo de la mejor marca, puestos a robar.

16.50 Allá voy, el hermano gemelo del protagonista de Un chapuzas en casa con mi cinturón de bricolaje y todas mis armas, pilas incluidas, andando como John Wayne en pleno apogeo de chulería.

17.20 Descargo todo mi material armamentístico de última generación en la caseta monoplaza. Está claro que debo terminar de montar la caseta de 20 plazas porque ya no quepo en ésta.

17.25 No sé ni por dónde iba así que tengo que hacer una revisión a las instrucciones.

17.50 Creo que hasta un mono con retraso mental hubiera terminado la caseta en menos tiempo. Por fin puedo realizar mi mudanza a gusto.

18.00 Hay mucho espacio libre, pienso que debería meter un colchón o algo cómodo sobre lo que dormir que no sea césped artificial que me provoque urticaria.
Pero antes he de tomar mi sesión de videojuegos diaria.

18.20 Me pongo mi casco y mis guantes de realidad virtual. Anda, el malo final, algún friki enviciado habrá estado jugando durante horas como un enfermo. Un momento… si fui yo ayer… Bueno, al tajo, que este malo no se muere de viejo.

19.50 Estoy apuntito de pulverizar al dragón de catorce cabezas cuando algo desde atrás me toca en el hombro. ¡¡Ohh, un orco enano!! Le pego un puñetazo y noto que le he pegado a alguien de verdad. Me quito el casco y veo en el suelo a un niño de 15 años con greñas y mechas rubias y cantidad de oro colgado del cuello.
El niño cani se levanta a la vez que me suelta insultos indescifrables.

19.55 El mierda niño me sigue insultando. Creo que debo pararle. Me acerco a él en forma chulesca con mi supercinturón de bricomanía cuando aparece el hermano mayor, que mide 2×2 metros, con más collares y sellos que M.A.

20.00 He salido cagando leches de la parte de videojuegos huyendo de aquel terminator, me escondo detrás del mostrador de las cámaras de foto y vídeos. Se me ocurre la idea de coger una de cada para recoger información sobre lo que pasa aquí.

20.05 Miro todas las cámaras. A ver, cuales robo… esa de vídeo que vale 6.500 euros y esa de fotos de 3.000 euros. Están detrás de un cristal normal, nada de blindaje y esas tonterías.

20.10 Pienso una forma de cogerlas sin armar un escándalo, pero no la encuentro así que partiré el cristal. Total, nadie me ha hecho ni puto caso en tres días que llevo aquí, no creo que pase nada.

20.13 He calentado mis músculos y cojo carrerilla para estrellar mi codo contra el cristal. Allá voy.

20.14 Corro como el malo de Terminator 2 gritando ¡¡Ayatolaaaaa!! y rompo el cristal del mostrador. Suena una alarma que enmudecería a la sirena del supermercado y aparecen dos hombres vestidos de los Blues Brothers, más grandes aún que el hermano del niño cani.

20.25 Los Men in Black falsos me han montado en una minicamioneta parecida a las que se usa en los campos de fútbol para sacar a los lesionados. Me sueltan en un despacho. Allí hay un hombre bajito y regordete con un mostacho.
El hombre me habla de una forma extraña y a la vez cómica, como Yar Yar Binks, que lo entiendes pero te hace gracia. El señor está enfadado conmigo y yo no puedo aguantarme la risa. Creo que es el gerente del supermercado.

20.45 Termina de darme el sermón. Al parecer me han visto robando todo tipo de cosas del supermercado a través de las cámaras de vigilancia; deberé pagar todo lo que he robado. El gerente indica a sus vigilantes que me lleven a la salida. ¡¡Bien, la salida!! Por fin saldré de este horrible lugar.

20.50 Se me queda cara de panoli. Los de seguridad me han dejado en la salida del despacho. Maldita sea, ahora tengo que andar durante horas para llegar a mi nueva caseta.

21.00 Robo la minicamioneta de los de seguridad. Es obvio que robar no es lo mío, me están siguiendo.

21.40 Después de una persecución que ríete tú Schumacher he conseguido darles esquinazo.

21.45 Ya he llegado a mi caseta. El supermercado anuncia el cierre un día más.

21.50 Vuelve el silencio sepulcral, ya no hay nadie por los pasillos, o eso creo. Me prepararé la cena, debe ser algo fuerte que me dé energías para la noche de hoy.

22.40 Termino de preparar la cena. Me ha costado freír los huevos y las patatas en el camping gas para hacerme una tortilla.

23.00 Ya he comido y estoy preparado. No existe el miedo. Se apagan las luces en todo el centro comercial. Se me escapa un pedito.

23.10 Voy a la puerta que da al mirador de ayer. Estoy acongojonadillo. Ahora si está abierta. Esto es un cachondeo vamos…

23.15 Vislumbro otra vez el panorama del exterior. El muro de niebla está un poco más cerca que ayer y veo sombras muy difuminadas que se mueven detrás de la niebla. Intento bajarme las gónadas, que ahora mismo las tengo en el cuello.

23.25 He estado grabando todo aquello al más puro estilo de las brujas de Blair. Empiezo a sentir escalofríos en ese lugar. Será mejor que me vaya.

23.30 He bajado corriendo las escaleras y me está entrado mucho miedo. Aunque me pese es mi deber seguir investigando.

23.55 Llevo un rato andando por los pasillos pero no veo nada paranormal. Sí que es verdad que noto algo extraño en el ambiente, aunque puede ser puramente psicológico, espero.

00.00 Ya estoy cansado, me vuelvo al campamento a descansar.

00.03 Me quedo paralizado y me orino encima al ver lo que tengo a pocos metros delante de mí.

00.04 Llevo como un minuto petrificado delante de aquello. Está inmóvil, como yo, hasta que una mano me agarra con fuerza el brazo izquierdo. Hay alguien detrás de mí, noto su respiración.
Con una velocidad que ni yo me esperaba echo a correr hacia mi caseta por un pasillo paralelo.

00.05 Entro en la caseta corriendo, cierro todas las cremalleras y me tumbo en posición fetal tapándome con todo lo que tengo. Estoy empapado de orina y llorando de terror. Hay algo ahí afuera.

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