No dormir solo

A veces cuando no puedes dormir en las noches más solitarias y menos toledanas de la villa de tus pensamientos, recurres a la imaginación, tu fiel compañía. Algunas noches lo mejor para dormir es ser un caballero de la edad media que lucha contra un ejército invasor, quizás un guerrero de las tormentas que en su barco de rayos cruza el mar del pensamiento en busca de  su amada que yace presa en lo más alto de la más alta torre custodiada por un dragón. Pero muchas noches tiene el año y esas largas horas donde tu lecho yace vació, hay veces que te acuestas y posas la mano sobre alguien inexistente imaginando con todas tus fuerzas que esta ahí. Pero esta vez, no funciona tu cerebro, esa pulsión parece que llega directamente exhalada de tu aliento, insuflada por las pasiones de un corazón que quiere latir por alguien, altruismo en estado puro.

Duermes con ella en alma, dejando el cuerpo para las actividades donde otros disfrutan mientras tú sueñas. Te quedas allí entre cuatro paredes, pensando que la tienes ahí cerca de ti y la tristeza se va mientras el sueño poco a poco, te acomoda en su reino de fantasía.

¿Qué hay mejor que dormir con alguien, que compartir un placer tal como el soñar a la vez? Es esa sensación cuando te recuestas sobre ella o quizás sea solo una solitaria mano la que busque tu hombro o y tu vientre para posarse lindamente, sin miedo, con plenitud, esa sensación que te hace ser el rey del mundo por un momento.

¿Existe una sensación más plena que la de sentir que lo que más quieres en este mundo esté piel con piel, junto a ti, acompasando la respiración, dos personas en un solo sueño?

Compartir el calor en invierno, compartir el sudor en verano, compartir una cama, una sabana, un colchón de ensoñación durante el año.

¡Que más quisiera yo, que poder dormir por una sola vez donde otros fracasaron, con tu piel junto a mi piel!

Por eso nunca duermo solo desde que tu alma me acompaña noche tras noches a mi lado, soñando con países lejanos mientras me siento arropado.